«Baby boom».

(«Baby boom» es un artículo escrito por Ernesto Bettschen).


Nací en 1972. En pleno “baby boom” español. En el momento de escribir estas líneas tengo 43 años.

En el colegio, muchos años, me tocó asistir a clases con más de cuarenta alumnos.

Decidí (en mi caso tuve la suerte de poder hacerlo) continuar estudiando y entré en la universidad. Como tantos y tantos otros por aquella época.

Y una vez que terminé mis estudios, salí a un mercado laboral para encontrarme compitiendo por un puesto de trabajo con los que habían sido mis compañeros de generación. Cientos. Miles. Millones… Los hijos del “baby boom”. Pertenecientes a familias con 3 o 4 hijos.

Normal. Si es que somos demasiados los del “baby boom”.

piramide

Y ahí estuve. Partiéndome la pana con todos ellos. Compitiendo. Tratando de hacerme un hueco entre tantísimos. No era raro acudir a una entrevista de trabajo y encontrarse en una sala de espera con otros diez candidatos al mismo puesto…

Normal. Si es que somos demasiados los del “baby boom”.

Y lo mismo sucedió a la hora de buscar una vivienda: tantos y tantos buscando piso al mismo tiempo creó una demanda tal y una escalada de precios que duró hasta 2006, y qué fue de tal envergadura, que por mucho que haya explotado la “burbuja inmobiliaria”, aun así, deja un escenario bastante complicado a los que vienen detrás, precios más baratos, sí, pero aun así, bastante inaccesibles.

Normal. Si es que somos demasiados los del “baby boom”.

Por aquel entonces, ya empecé a sospechar que “Papá Estado” tal vez no fuera a velar por nosotros, por lo menos, como hasta entonces… Sólo la sospecha. La verdad es que hasta entonces no tenía motivos de preocupación.

Y entonces encontré a una mujer maravillosa, me casé, y tuve un hijo.

Y por entonces fue cuando descubrí la primera verdad a medias de “Papá Estado”, que decía que me ayudaba a mantener a mi hijo con una ayudita… pero por la que luego me hacía tributar…  Vamos, que sí que dicen que te dan 100€ al mes, pero luego de esos 100 te reclaman veinte.

Luego llegó mi segundo hijo (hija en este caso). Y para entonces, a Papá Estado ya no de debían salir demasiado las cuentas, porque no obtuvo la misma ayuda… (para entonces, mi desconfianza en “Papá Esado” ya era tal que pude ser previsor).

Normal. Si es que somos demasiados los del “baby boom”.

Y desde entonces, como no puede ser de otra manera, todo ha ido en esa dirección…  Se eliminaron las ayudas a la maternidad, y también, con efectos desde 1 de enero de 2013, la desgravación por adquisición de vivienda habitual.

A estas alturas, “Papá Estado” me parece “el peor padre del mundo” (así lo define Fansworth siempre).

Normal. Si es que somos demasiados los del “baby boom”.

Y, ahora dime: ¿crees que vamos a llegar a cobrar una pensión de jubilación?…

– No.

Normal. Si es que somos demasiados los del “baby boom”.

Ernesto Bettschen. Julio 2016.

Alejarse del centro.

   Dicen por ahí que somos un promedio de las cinco personas más cercanas a nosotros…

   Supongo que esto será como todo: válido para algunas personas, y para otras, pues claramente no. Pero bueno, el análisis puede resultar divertido o incluso esclarecedor.

   Aclararé que ”más cercanas” no hay que entenderlo a nivel familiar… sino aquellas con las que compartes más tiempo, que muy probablemente… no coincidan (vivir es esta época es lo que tiene).

Yo y los 5

   Bueno, ¿cómo lo ves?. ¿Es lo que te esperabas?

   Casi seguro que no. Pero no te preocupes porque esto es fantástico. De eso precisamente se tata.

   Y lo que digo ahora, no lo dicen por ahí, sino que lo digo yo: aunque no nos demos cuenta, a nuestro alrededor, fruto de nuestra convivencia del día a día, se crea un punto medio, una especie de agujero negro que nos atrae y que es un poco esa media con la que convivimos. Una media de comportamiento “social”.  Puede que, sin saberlo, vayas acercándote a esa media, seducido por su discreto, casi imperceptible, poder de atracción.

   O puede, que luches contra esa atracción. Y trates de alejarte de la media, del comportamiento establecido, de lo convencional o del hábito. Si como hemos comentado por aquí alguna vez, te sientes raro. Enhorabuena, creo que mantienes una sana lucha interna.

   Desde el prisma de la (f)independencia, podemos hacer un triste análisis tomando como referente ese ciudadano, casi prototipo a estas alturas, que casi seguro que conoces bien.

   En cuanto a las habilidades técnicas… pues la verdad, un día fueron. Y a día de hoy, ya casi son inercia. Cursos… ¿para qué si no me van a pagar más? y “el tiempo es oro”, pero yo me voy que hay partido. Leo, sí, pero en internet. Y si cualquier esfuerzo no me reporta dinero y sólo dinero, para otro.

   En cuanto a las habilidades interpersonales… se resumen en mirar una pantalla. Y a estas alturas están tan deshumanizadas que hasta el pésame se envía por Whatsapp. Poco tiempo para quedar, que ando muy liado. ¿Networking?¿qué es eso?, y no voy porque no conozco a nadie… No me lo explico, si entre Facebook y LinkedIn sumo más de 785 contactos…

   Y en cuanto a las habilidades financieras… pues me lo gano, que lo mío me cuesta. ¡Cómo para encima arriesgarlo en la bolsa! Pero ahorro, eso sí, que los gadgets de Amazon cuestan una pasta, y hay que manejar para poder mandar el “selfie” desde la playa paradisiaca de la Conchinchina… Eso sí, clarísimo tengo que las pensiones no se pagarán… y eso, que me van cayendo los años y me empiezo a preocupar… pero desde la Conchinchina… y el año que viene me abro un plan de pensiones… si no repito viaje, que aquí se lo pasa uno muy bien. En cuanto pueda, os mando la foto con el Smartphone que me ha dejado por 500€ a pagar en 24 meses al cambiarme de compañía de teléfono, que encima me “ahorro” 7,50€ al mes. Redondo me ha salido.  Casi tanto como la ganga de otro día del Primark, que fui a por unos calcetines… y por 50 €urillos me salí con 7 bolsas… ¡es que estaba todo baratísimo y volaba de los estantes!. Listo y rápido estuve…

    Te suena, ¿no?. Ese es el agujero negro del comportamiento social. Casi un patrón. Muy cercano a ti. La verdad es que nadie es culpable. El propio sistema lo fomenta. Y hay muchos intereses para que sea así. Y tú ahí. Sintiendo una presión que te llega desde esas 5 personas cercanas a ti. Notando como tiran hacia ese patrón de comportamiento social. Sintiéndote un poco extraño. Y cada véz más.

   Enhorabuena. Si eres consciente de esto y luchas contra ello -que 1) no es fácil y 2) tiene mucho mérito- Enhorabuena, decía, porque eres el que gira en sentido contrario a la espiral.

Espiral

   Y tal vez seas tú el que está influenciando en este sentido a otra persona.

«Concursante»

   Alguna vez he hablado por aquí sobre el “coste estructural” de cada uno (el coste de ser tú y vivir como vives).

   “Concursante” es una película española dirigida por Rodrigo Cortés y ganadora del premio de la crítica en el Festival de Málaga del año 2007. Trata sobre un concursante que gana un concurso de preguntas y respuestas y recibe un premio valorado en tres millones de euros. Para mucha gente, esto sería convertirse en “millonario” de la noche a la mañana… pero esta película viene a desmontarnos esta teoría… y nos desvela una triste realidad sobre el coste estructural.

   No soy crítico de cine, y no voy a entrar a valorar si merece la pena su visionado. Tiene algún fragmento curioso, como este que os dejo por aquí, y sí que creo que puede tener un valor didáctico.

   Y aunque (a la vista de este fragmento) pueda parecer que hay un auténtico complot para despojarnos de todo nuestro dinero (cosa que no comparto en absoluto)… mucho ojo con lo te compras, lo que cuesta, y sobre todo, lo que te cuesta mantenerlo… no vaya a pasarte como al “Concursante”.