¡(Casi) He conseguido la independencia financiera!… así que voy a comprarme un suspensorio…

   Le he pedido a mi amigo Ernesto Bettschen que nos deje por aquí alguna de sus reflexiones. Y esto es lo que me ha remitido. Tal cual me llega, lo transcribo aquí.

 << Por mi edad, pude ser uno de los que se sentó en una de las primerísimas bicicletas de montaña para comprobar que con ella se podían bajar hasta las escaleras del Metro, visité Birmania cuando nadie lo hacía, y buceé por muchas partes del mundo cuando todavía había más peces que buceadores.

   No quiero ser malinterpretado: no es alarde de nada, son simplemente mis aficiones.

   La cosa es plantear la cuestión de cuánto merece la pena la independencia financiera. Quede claro que soy un gran buscador de la misma. Pero debe ser que hoy me he levantado con el pie izquierdo, y aprovechando que me han pedido que escriba algo, de paso, me desahogo un poco.

   Y eso: ¿realmente merece la pena el esfuerzo? Quiero decir, en mi caso, ese esfuerzo es, simplemente, enorme. Y el esfuerzo (os vais a reír), no viene tanto de aportar, aportar y aportar, años y años, y lidiar con los altibajos del mercado. Viene más por la parte de “la pérdida de la oportunidad”… y ahora no estoy hablando del mercado, la empresa, o lo que quiera que hagamos pensando en nuestra futura independencia financiera.

   La “pérdida de oportunidad” a la que yo me refiero es la personal. Todo lo que dejo de hacer en busca de ese (tal vez) Santo Grial. El esfuerzo económico, es grande. El sacrificio de vivencias personal, enorme. Y luego, también afecta el verse rodeado, en muchas ocasiones, de gente con ninguna preocupación económica, que… sinceramente, la debería tener. Ni plan de pensiones, ni inversiones, ni ahorros. Ni siquiera para un imprevisto un poco “aparatoso”. Lo que viene se lidia a golpe de tarjeta de crédito… ¡y ya está!

   Como dicen por ahí (y por aquí), “quien ríe el último, ríe mejor”… pero nadie dice nada de lo sacrificado que es esperar toda una vida a que los demás dejen de reír.

   Y luego, cuando por fin llega el momento de echarse una buena carcajada (aunque en mi caso, todavía no sea así)… no te rías demasiado fuerte, porque ya tienes unos añitos… una hernia de disco (ahora entendéis el “alarde” de la bici y el buceo) y algunas otras averías con las que tal vez te pensarías el viajar a un país como Birmania…

   Cuando estamos pensando en nuestra independencia financiera, nos vemos siempre igual. Pero los años pasan, y lo que es fantástico para nuestro dinero, no lo es tanto para nosotros mismos… Y no es que yo esté mal, que me encuentro “de cine”, pero ese pie roto, esa hernia, ese músculo de la pierna que dijo basta y una dioptría que me condena a unas gafas de cerca que odio no entraban en mi plan. A día de hoy, afortunadamente, sigo dándole a la bici (aunque lo de las escaleras del Metro me parece un poco temerario), y al buceo (aunque ya casi hay más buceadores que peces), y sí, tengo en mente seguir viajando de vez en cuando, porque comparto con Fansworth que la meta no existe. La meta es recorrer el camino disfrutando… todo lo que se pueda, de la mejor manera que se pueda, y sobre todo, poder seguir teniéndolo en mente “mientras el cuerpo aguante”. Y… si aguanta, que me viene a la cabeza aquello de “certus est an incertus quando”. Sería una buena mofa del destino, ¿eh?

   Pero, ¡qué dura es la vida del buscador de independencia financiera! En días como hoy, me pregunto si realmente merece la pena todo ese esfuerzo… aunque solo con ver cómo está el patio, inmediatamente me recompongo y me digo ¡por supuesto! >>            

   Interesante reflexión. Muchas gracias. La verdad es que cuando he pedido a Ernesto su aporte, no esperaba ni de lejos una reflexión tan personal. Pero no por personal deja de tener todo el sentido del mundo. Ya tendréis tiempo de conocerle, porque es quien me ayuda con el aspecto tecnológico de este blog en un “quid pro quo” con el que los dos aprendemos muchísimo, y pasamos enormes ratos de disfrute.

  P.D.- El título de la entrada también es suyo. Hacer tratos es lo que tiene, que hay que cumplir con la palabra… y mi compromiso (entre risas) fue no cambiarle ni una coma.

4 opiniones en “¡(Casi) He conseguido la independencia financiera!… así que voy a comprarme un suspensorio…”

  1. Genial entrada, yo siempre me lo pregunto: ¿tanto esfuerzo por buscar esa famosa IF de la que todos hablan? ¡para qué!…¿para cuando tengas 70 años?…No me jodas.

    A los 70 años: «sopitas y buen vino»…Para eso no hace falta esa IF…La IF se necesita ahora con 40 …y si es con 30 mucho mejor…Incluso ¿por qué no?, con 50…pero lamentablemente IF de menos de 50 , «haberlos haylos»…pero muy poquitos.

    Disfrutemos de la vida…con cabeza y sin malgastar, pero disfrutemos y dejémosnos de «polladas y memeces»..que solo tenemos una vida…Solo una y muy corta , por cierto.

    Saludos

  2. Ernesto tiene una vision de la vida muy acertada, la vida nos va dando lecciones una detras de otra muy posiblemente por errores nuestros o por golpes de mala suerte, Disfrutar de la vida deberia ser una obligacion, pero se necesita dinero para poder hacerlo de manera proporcionada y querer es poder… pero tambien es sufrir. ¡Me encanta el blog! Gracias.

Responder a Ernesto Bettschen Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *