Independencia vs. Independencia Financiera… vs (f)independencia.

   En no pocas ocasiones, en alguna de las muchas conversaciones que mantengo habitualmente y en las que se habla sobre Independencia Financiera, he quedado absolutamente perplejo sobre la interpretación que cada individuo da a este término: Independencia Financiera.

   La culpa la tiene el término en sí: “Independencia Financiera”. Estoy seguro que si me refiero a ella como “vivir de las rentas”, todos tenemos la misma idea en la cabeza (sí, esa de la hamaca en la playa, el coctel y la puesta de sol).

   Pero tras el término ”Independencia Financiera”, escucho de todo: que si vendo todo y me quedo con lo justo, que si monto esto o aquello, que si mi propio negocio, que si una franquicia, que si invierto en acciones… Todo un batiburrillo.

   Llegados a este punto… (y ruego disculpas a los que lo tengan clarísimo), creo que no estará de más aclarar un poco cada concepto.

   Como he dicho, la independencia financiera no es ni nada más, ni nada menos, que lo que hasta hace relativamente poco se llamaba “vivir de las rentas”. Sin tener que hacer nada. Eso, la imagen de la hamaca…

   Pero montar un negocio, no lo es, o por lo menos no lo es hasta que puedas tenerlo funcionando en “modo automático”, con todo delegado… cosa, harto difícil. Montar un negocio puede darnos algo de independencia, sí. Pero de “puertas afuera”. No os quepa la menor duda, que cuando uno abre su propio chiringuito, incluso antes de abrirlo ya está forjando una pesada cadena que le une a él. Independiente, sí… pero con matices.

   La franquicia, peor todavía: abres un chiringuito con las reglas de otro… y encima tienes que pagarle. Este punto de vista lo describe muy bien el libro de Chris Guillebeau “The $100 Startup: Reinvent the Way You Make a Living, Do What You Love, and Create a New Future”. En él, ejemplifica todo esto con una persona que trabaja por cuenta ajena y cobra 47.000$ mensuales por su trabajo. Es entonces cuando decide “hacerse independiente” haciéndose con una franquicia por la que paga 250.000$… que paga como buenamente puede… En el mejor de los casos, con los ahorros de toda una vida. En el peor, endeudándose. Y luego pueden pasar dos cosas: que la cosa vaya mal… y cierres teniendo que saldar tu deuda a un franquiciador que rápidamente encontrará a otro candidato para abrir una nueva sucursal… O que la cosa vaya bien, caso éste en el que, después de gastos, puede ser que llegues a cobrar 47.000$… después, eso sí, de infinidad de quebraderos de cabeza y sobre esfuerzos…

   Es un ejemplo un poco decepcionante… pero seguro que real en algunos casos.

   También está quien decide no tener nada, venderlo todo, y echarse a rodar. No está mal, pero para esto hay que tener la cabeza muy bien preparada. Y sobre todo, saber qué hacer con todo el dinero que se supone que no estás gastando. Bien invertido, poder resultar. Pero, por ejemplo, no tener una casa en propiedad, tampoco te dará luego la posibilidad de hacer un “downsizing”. Y si no llegas a ese punto en el que lo que generas supera lo que gastas… la cosa puede ponerse complicada.

   Y finalmente, está la (f)independencia, que busca terminar en esa hamaca de la playa, con el coctel… y lo hace uniendo conocimientos técnicos, habilidades interpersonales y habilidades financieras para tratar de acelerar y asegurar todo el proceso. Para permitirte negociar en términos con los que tus interlocutores no estarán acostumbrados, con un inconformismo racional. Para evitar caer en trampas de franquicias… o por lo menos ser consciente de lo que puede esconder la supuesta “independencia” de tener tu propio negocio. Para conocer la propias limitaciones a la hora de gestionar tu patrimonio y permitirte evaluar si es mejor tener algo en propiedad o no llegar a tenerlo pero convertirlo en activos con un rendimiento adecuado y sostenible.

   Estoy seguro de que lo tenías muy claro, pero con haber hecho reflexionar a una sola persona, me doy por satisfecho. Y seguro que el tiempo invertido en esta lectura, le ha hecho un poco más ¡(f)independiente!

4 opiniones en “Independencia vs. Independencia Financiera… vs (f)independencia.”

  1. Yo hantes quería comprar una segunda vivienda o un terreno para hacer un merendero.
    Ahora no,veo q tener patrimonio trae gastos.Prefiero tener mi casa,mi coche,tener unos ahorros y acciones q me generen más dinero y si puedo en un futuro poder vivir mas tranquilo.
    Saludos.

    1. Hola Jose,

      De nuevo gracias por el comentario. Una observación a este comentario y al anterior: las acciones, fondos, depósitos… también son patrimonio. Y Papá Estado (el peor padre del mundo, ya lo habrás leído por aquí) lo sabe… Verás que a medida que tus ahorros, acciones, etc. crezcan, también te costará un buen dinero su gestión…

  2. Yo antes quería tener una 2/vivienda o un terreno con una cabaña.
    Ahora no,solo trae gastos ,prefiero tener mi casa,coche y todo el dinero q pueda en acciones o depósitos q me den mas tranquilidad y poder estar sin trabajar si fuera al caso.
    Saludos

    1. Hola Jose,

      O mucho me equivoco… o casi todos los que pasan por este u otros foros de temática similar, en algún momento, hemos pasado por lo mismo. Yo creo que ese punto es el «click» que dispara una actitud de búsqueda de la independencia financiera. Si además sientes un «click» parecido en lo que a las habilidades técnicas se refiere (un interés por estudiar, por practicar, por experimentar) y lo mismo sucede con tus relaciones personales (alejándonos de ese estancamiento de agenda que sufrimos a medida que cumplimos años, descolgando el teléfono en muchas más ocasiones, e interesándonos por conocer a gente interesante)… estaremos en la senda de la (f)independencia. Por lo menos en la senda… ¡que no es poca cosa!.

Responder a Fansworth Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *