La independencia financiera no es como te la imaginas.

La independencia financiera no es como te la imaginas” es un artículo escrito por Ernesto Bettschen.


Si has dedicado algo de tiempo a leer este y otros blogs de temática similar, todos tenemos un enfoque parecido. Detrás de las personas que escribimos sobre independencia financiera subyace un convencimiento de que, en el mejor de los casos, es posible alcanzarla. Y en el peor, el esfuerzo de su consecución no será vano, ya que como poco ayudará, en mayor o menor medida a vivir mejor.

Pero la independencia financiera por la que te esfuerzas hoy, muy probablemente diste mucho de lo que te imaginas para el mañana. Y es que tu “ser” de hoy, tampoco será igual al “ser” de mañana.

La búsqueda de independencia financiera es un proyecto a largo plazo. En ocasiones, a muy largo plazo. Y como decía mi padre, “los años no perdonan”. Añádasele que la mente nos traiciona, y nos engaña dibujándonos un futuro de abundancia con nuestra presencia de hoy, con nuestro “ser” sin demasiadas variantes. Nos imaginamos a veinte, treinta o quizá cuarenta años vista con el mismo aspecto y las mismas capacidades incorruptas. Quizá en lugares lejanos, practicando ese deporte que siempre nos gustó, o dándonos a esa afición que nos entusiasma, con el mismo vigor, ganas y desempeño que tenemos ahora.

Pero la realidad es bien distinta. Cuando yo dibujé mi plan por primera vez tenía unos cuantos años menos y algunos planes más… y por el camino, a la par que mi plan iba avanzando, los acontecimientos (escogidos algunos, fortuitos otros) iban moldeando mi realidad.

Y así, sin apearme jamás de mi plan, la realidad se impuso a todo. Se impuso, se impone y seguirá imponiéndose. Y el plan, como casi todos los planes, tuvo, tiene, y tendrá que modificarse para adaptarse a esa realidad cambiante.

Yo no elegí tener una hernia de disco que según el día me limita hasta rabiar… Ni esa presbicia que me hace jurar el día que me dejo las gafas en casa…

Pero sí elegí un proyecto de familia a e hijos.

Independientemente de todo, mi plan continúa ejecutándose. Pero mi escala de prioridades ha cambiado sustancialmente desde aquel día en que decidí ejecutar mi plan. Ese plan que a día de hoy, mantiene su finalidad, pero modificado en tiempo y forma por los acontecimientos.

“Yo soy yo y mi circunstancia”. Y mi yo de hoy es diferente de aquel que ideó el plan… Y tanto yo, como el plan y la idea de la independencia financiera, hemos cambiado.

Mencionaba Fansworth en una entrada anterior una frase mía: “Lo difícil no es hacer dinero. Lo realmente difícil es equilibrarlo en la balanza de la vida”… y es que una vez que la constancia en la ejecución del plan produce su resultado y confirma la primera parte de la frase, la dificultad reside en cómo manejar el resultado: hacer o dejar o dejar de hacer cosas… porque, una vez más, nuestro tiempo se revela como lo más valioso del mundo… y esas ideas que tal vez estoy posponiendo hoy, puede que se marchen… para no volver.

Es el precio más alto a pagar por la independencia financiera. Es ese equilibrio en la balanza de la vida del que hablo en mi frase… ¡Qué decisiones más difíciles!

Y así, ya no me veo tan lejos, ni haciendo tantas locuras… Sólo algunas 😉