«Consumo continuo» es una entrada escrita por Ernesto Bettschen.
Diciembre. Hace algunos años hubiese escrito que es un mes de gastos extraordinarios. Y esto no ha dejado de ser verdad, pero hay que matizarlo diciendo que a Diciembre, en la mayoría de los casos, hay que añadir otros meses de gastos extraordinarios, y que son… Enero, Febrero, Marzo, Abril, Mayo, Junio, Julio, Agosto, Septiembre, Octubre y Noviembre.
No puedo evitar que se me venga a la memoria una irónica pregunta que mi padre formulaba en ocasiones:
– Y hoy, ¿qué se celebra?
Se la reservaba para aquellas ocasiones en las que detectaba que se nos iba la mano con el gasto. Y era su manera de hacernos reflexionar.
Y en aquella época, era verdad: más allá del cumpleaños, de las navidades y de contadísimas ocasiones y muy excepcionales a lo largo del año, no había el consumo irracional de hoy en día.
No me malinterpretéis, que no es nuestra culpa. Es muy difícil resistirse a las rebajas de Enero, a las de verano, a los días de oro, al Black Friday, al “Cyber Monday”, al día sin IVA o a las campañas de turno de 3×2 o la 2ª unidad al 50%…
Y el más difícil todavía pasa porque la oferta ya no es una oferta generalista, para todos los públicos, sin distinción. La oferta es un traje a medida que te presenta aquellos productos que tu rastro digital indica que estás interesado. Si buscas “envío anticipatorio” en Internet a lo mejor te sorprendes.
A todo esto, hay que añadir los estímulos que día a día inundan nuestras vidas, y que lejos de ser pocos, han pasado a inundar nuestro subconsciente. Cualquiera que lleve un teléfono móvil o trabaje con un ordenador sabe a qué me refiero: un chorreo constante y oportunista de ofertas. Continuamente.
Las ofertas, y lo que no es oferta pero que tiene un precio “irresistible”: la globalización ha hecho que productos producidos en países ya no tan remotos pero con costes de producción bajísimos, lleguen a nosotros y resulten baratísimos. Entrar en una tienda a por un producto de 2€… y salir con una cesta (literal) llena de productos “tirados de precio”, pero con un ticket final cercano a los 50€ (ticket medio de una conocidísima multinacional de ropa que basa su oferta en esta práctica).
El cóctel lo completan las suscripciones: a los gastos fijos de los suministros habituales (agua, luz, gas), parece que han venido para quedarse nuevos pagos recurrentes para ver la televisión, para escuchar música, para jugar a la videoconsola… y cada vez con más frecuencia te ofrecerán firmar un contrato de mantenimiento o un seguro si compras un electrodoméstico…
Como ya se ha escrito por aquí, te lo vas a comprar, aunque no te haga falta.
Así que, pobres de nosotros, que más que culpables de nuestro consumo, podríamos decir que somos víctimas de un pérfido sistema al que resulta muy difícil resistirse.
La pregunta sobre la que debemos reflexionar es si no estaremos hipotecando nuestro futuro con el consumo desmedido de hoy. Si efectivamente este “tren de vida” es sostenible. Si no estaremos primando el consumo sobre el ahorro/inversión, cuando la sensatez nos dice que debería ser al revés. Si aun habiéndonos parado a pensar en la jubilación, nos hemos dado cuenta de que no es nada prometedora… y aun así, tampoco hemos hecho nada.
Porque en ese caso, no nos equivoquemos: sí, ahora somos víctimas, pero poco a poco nos volvemos cómplices de ese sistema que nos tienta a diario, pero que no es otro que el que nos está nublando el bienestar del futuro.
Está muy bien vivir “a todo trapo”, pero no podemos hacer caso omiso a esa inquietud que sabes que está ahí, que ya ha hecho “toc-toc” en tu cabeza”, que empieza a incomodarte, porque parece que el futuro, poco a poco… llega.
Buenísimo el artículo. Me encanta la explicación sobre los meses en los que tenemos gastos extraordinarios.
En mi entorno todos se quejan de lo abusivo de los precios, de lo mal que sientan las comilonas. Pero les propongo hacer algo alternativo, más familiar y menos material y me tachan de todo y nada bueno. He conseguido que el núcleo duro de la familia le dé más importancia a la reunión que a la comida, pero poco más.
Hola Mar,
Los buenos recuerdos serán lo único que nos llevemos de este mundo, así que la mochila para ese viaje hay que llevarla bien cargada de ellos. Para llenar esa mochila, no nos equivoquemos, sólo hace falta intención. ¡Así que no ceses en tu empeño!
Mil gracias por tu comentario.
Totalmente de acuerdo, vivimos en una sociedad totalmente materialista, la mayoria de las cosas que compramos ni las necesitamos. Esta bien formarse en el minimalismo y aplicarlo, ya que también afectará positivamente a tus finanzas.
Hola Se Acabó Madrugar,
Si te das un paseo por el blog, verás que hay bastantes artículos sobre este mismo tema. Efectivamente, el materialismo y el consumismo campan a sus anchas. tanto que es difícil resistirse.
Pero incluso los que hacemos por no caer en sus garras… a ratos nos planteamos lo efímero de la vida… y no queremos vernos lamentándonos de todo lo que dejamos de hacer… Es ahí donde hay que buscar el equilibrio…
Se describe muy ben aquí: http://www.findependencia.com/nunca-dejes-de-pensar-el-ti/
Muchas gracias por tu comentario y ¡bienvenido!
Muy bueno el artículo, si le sumamos el gran daño medioambiental que estamos generando, los problemas de salud asociados a la contaminación y los malos hábitos alimenticios, sedentarismo, estrés…..
TODO por el consumó desmedido, qué además nos engancha en un círculo que se va retroalimentando.
Debemos y tenemos que ser conscientes, la realidad demuestra que cómo sociedad estamos equivocados, estamos poniendo los huevos en la canasta equivocada.
Saludos y buenas fiestas!!!!
Hola Federico,
Tienes toda la razón. Aun así, yo tengo la percepción de que poco a poco nos vamos dando cuenta de que las cosas no pueden sostenerse así indefinidamente. A veces, lo aprendemos por puro interés. Otras, por las malas: cada cierto tiempo aparece una crisis… y de la última ya hace tiempo. Muchas de las personas que tenían 10 años en la crisis de 2008, es probable que ya estén incorporadas al mercado laboral, ganando su propio dinero. Ahora, tienen 21 años. Algunas ya fueron conscientes de la diferencia que puede significar «gestionar». Otros, lo aprenderán en un futuro, que no sabremos cuando llegará. Pero que volverá a suceder porque así ha sido desde que el mercado es mercado.
Suena un poco catastrofista… pero es todo lo contrario, porque así, poco a poco, cada vez somos más los «conscientes».
¡Gracias por tu comentario!
También, haciendo de abogado del diablo, si no se consume, muchas de nuestras empresas que siguen creciendo dejarían de ganar lo que ganan. es una pena que no haya más gente con nuestra filosofía, pero si todos lo hicieramos la economía se iría parando. gracias por el artículo