Nadie nos ha preparado para conseguir crear un patrimonio, incrementarlo, mantenerlo y poder llegar a disponer de él en caso de necesidad.
Nadie. Porque a nadie, excepto a quien tiene un poco de inquietud sobre este asunto, le interesa.
Pero para eso estamos aquí. Precisamente para eso. Para llevar la contraria a un modelo social que ha caído en un consumismo absurdo, y al que nadie quita la venda de supuesto bienestar que le tapa los ojos. No soy pesimista. Pero veremos qué pasa de aquí a unos años: Tú te equivocas, yo me equivoco.
A la hora de alcanzar la independencia financiera -vertiente económica de la (f)independencia- es necesario matizar el término con una dosis de realismo: llegar a ser completamente independiente, financieramente hablando depende de bastantes variables, que deben de confluir para llegar a un resultado exitoso.
- Cantidades que se pueden aportar.
- Tiempo que tenemos por delante.
- Periodos de Alzas o bajas del mercado.
- Y lo más volátil de todo… las bonanzas o desventuras de la vida misma, que nunca sabemos qué nos depara a la vuelta de la esquina.
Así, aquí no venderemos un sueño de independencia financiera, sino de alcanzar un determinado grado de la misma. Y me explico: con 20 añitos, la vida por delante y el modelo de ahorro/inversión interiorizado y llevado a la práctica tempranamente, pues la verdad, el porcentaje de éxito del plan crece muchísimo. No son necesarias grandes aportaciones, hay mucho plazo para ser constante por delante, y pasarán cosas en la vida… que váyase Vd. a saber. Pero lo dicho, es probable que al final del camino laboral, se pueda llegar a vivir de las rentas.
Con 40, la cosa se complica, ya no hay tanto tiempo por delante y se ha limitado bastante el efecto del interés compuesto, que obra milagros –para bien o para mal- sobre el dinero. En este escenario, puede que sin deudas importantes por delante, y siendo constante en las aportaciones, … pues bueno, seamos realistas, se llegará… a lo que se pueda. ¿Independencia financiera?.. Pues no del todo… pero sí una mejora en la calidad de vida. Puede que lleguemos a que si la cuantía mensual de nuestra pensión es de 1000€ (y ya lo dudo, porque el sistema se pensiones está condenado), podamos completarla con otros 300€, cada mes. Es la diferencia entre estar, y estar mejor. Porque bien… en ninguno de los casos (créeme, que cuando escribo cifras suelo tener en mente el poder adquisitivo del dinero en el futuro, que para que te hagas una idea, viene a perder el 50% de su valor cada 20 años).
Con este enfoque, verás que no soy pesimista, sino todo lo contrario. No sé si tienes 20, 30, 40… o incluso más… pero siempre se puede hacer algo, algo para vivir mejor.
Dicho esto, y retomando el asunto de esta entrada, para llegar a la meta es evidente que hay que “poner la carne en el asador”… y cuanto mayor eres, más carne habrá que poner. Si has tenido la suerte de leerme pronto, enhorabuena, futuro millonario, con poco esfuerzo y mucho tiempo lo tienes todo ganado. Si ya eres más talludito, interioriza esto: menos es más. Parece una contradicción, pero te lo explico rápidamente: a cierta edad, y acercándose al ahorro/inversión con algo de cabeza por primera vez, uno comprobará que tiene limitada la capacidad de maniobra: obligaciones familiares, hijos tal vez, pagos de colegios, cierto nivel de vida…
No lo critico. Es lo “normal”. Pero recuerda que hay que cambiar el paso. Y ese cambio empieza por tu relación con el dinero. Lo primero que necesitas hacer es quitarte el dinero de en medio. “Billete cambiado, billete gastado”, que decía un hombre sabio. Y debes quitártelo ANTES de llegar a disponer de él. No hay otra manera. Luego ya veremos cómo “moverlo”.
Tu nuevo enfoque pasa por gastar un poco menos, para llegar a obtener más.
Y aquí, hay que establecer una balanza. Los tacaños y roñosos nunca me han caído bien.
Verás que no pido demasiado: ¿qué cantidad te comprometes a hacer desaparecer de tu cuenta el día 1 de cada mes? Sé valiente. Y no exageres con algo que no vayas a poder cumplir.
¿50€? No es mucho. Seguro que pensabas en mucho más. Confiesa. Es el equivalente a una noche de tapeo no planificada. Un pequeño sacrificio. Pero ya verás que esos 50€ al mes van a construir una base que, aunque a día de hoy no te lo creas, pasará a formar parte de tu vida, de tu nueva vida… (f)independiente.
¿Y qué hago con esos 50€? Pues abrir una cuenta, meterlo ahí, y esperar otros meses. Y cuando durante 4 meses hayas sumado 50€, tendrás 200€. Eso es ahorro. Y esos 200€ los pondremos a “bailar”… durante años. Y eso es invertir.
Y vuelta a empezar.
Y no te asustes, que verás que no es complicado. Eso es lo que piensa casi toda la gente. Los que sin tener ni idea, sin haber leído una palabra, sin haber experimentado nada, te dirán “eso es arriesgado”, “vas a perder tu dinero”…
Pero yo te voy a hacer una pregunta para hacerte reflexionar: ¿cuánto de tu dinero recuperas tras tu noche de tapeo?. Conozco la respuesta: NADA. Pues es es lo que te pido, que cambies el chip, y cuando retires esos 50€, te los lleves mentalmente a “gasto”. Porque es así, aunque estén ahí, gastados están. Como la noche de tapeo. Pasó. 50 €uros menos.
La diferencia va a ser muy ligera: el el primer caso, pagabas unas cañas, y un tapeo. En el segundo, nos vamos a regalar un producto financiero, con la esperanza no de que se quede en una noche e tapas, sino de que se tire “bailando” por los próximos 10 años… como poco.
Y ya verás… porque además no me cabe duda de que te las vas a apañar para sacar otros 50€ de donde sea… ¡y seguirás disfrutando de tu noche de tapeo!
Un comentario en “El valor de una noche de tapeo.”