Estar mejor.

Ha pasado más de año y medio desde que mi amigo “M” iniciara su camino inversor. Hace un año y medio su escepticismo era absoluto. “Eso es arriesgado”. “Zutano lo perdió todo”. “No tengo tanto dinero como para permitirme eso”.

Pero aun así, la inquietud de “M” se convirtió en incomodidad. El tiempo pasaba, y no había dado ni un paso. En ningún sentido. Primero por las cosas que aunque estén ahí no se pueden controlar directamente: el ascenso que no llega, el trato que no acaba de cerrarse, un maldito imprevisto y un sueldo variable que al final resulta menor de lo esperado.

Segundo, por las que si podía haber realizado directamente, pero que, por esas razones que los que paramos por aquí no terminamos de entender, nunca se iniciaron. Ni ahorro sustancial, ni inversión.

Y así, tras unos cuantos cafés, finalmente “M” le dio a la tecla (es mi expresión para ese momento casi mágico de la primera órden de compra) y, desde entonces, su historia es otra.

La primera operación de «M» fue de 200€, comisiones incluídas. Y ese primer año, «M» hizo 3 operaciones de ese mismo importe. Su inversión, por tanto, es de 50€ al mes.

En el primer momento, «M» se sintió defraudado. Creo que esperaba una cosa absolutamente diferente… un ritmo frenético de cambios, de subidas de bajadas, de adrenalina brutal. Pero no es así. Es… como suele ser… al cierre del día +0,46%. Y toda una jornada, pegado a la pantalla viendo “bailar” esos 200€.

– “M, tu ya no tienes 200€. Te los has gastado. Te has gastado 50€/mes, durante 4 meses. Ya no tienes 200€, tienes 40 acciones. No hay más. Sé que en el primer momento no es fácil interiorizar esto. Pero es na realidad: si te compras 40 acciones, ya no hay dinero, hay acciones”.

Y el primer año, pasó de forma parecida… 3 operaciones, y un interés cada vez menor por ver cómo fluctuaban los euros que ya no lo eran. Al final del ejercicio, 123 acciones. Un dividendo en efectivo de unos 18€… y muchas horas delante de la pantalla, viendo dinero al principio, y acciones al final.

Y, tal como predijimos, esos 18€ de dividendo neto en efectivo dieron “sopas con honda” a los intereses generados por sus cuentas de múltiples colores, con importes invertidos mucho mayores. Objetivo cumplido.

El segundo año, el mismo «M» que veía un riesgo brutal en el mercado, que no tenía dinero y que veía en su cuenta de “alto interés” a su mejor aliad financiero, ha decido seguir. Y no sólo eso, ha decidido también esforzarse un poco más, e incrementar un poco su aportación.

En su proceso de cambio, ha influido también un poco de Networking, poniéndole en contacto personas como él, que empezaron antes. Que empezaron igual. Dispuesta a compartir su experiencia.

Alguno, perro viejo, acumula diez años haciendo exactamente lo mismo. Y esos 18€ al año rondan casi los dos mil… que suman mucho más que la aportación de esos 50€ mensuales que tanto parecían al principio. Y que, sí, pasarán a realimentar el sistema.

Y eso es, al final, lo que comparten estas personas viene a ser que el dinero invertido no es dinero, que es dinero gastado. Gastado en acciones. Pero que las acciones están ahí, y que si el dinero original se hubiera destinado a otro fin, casi seguro que no quedaría nada.

Y esa es la historia. Mejor una cantidad en acciones, que nada. Y que si además las acciones dan dividendo, pues mucho mejor. Y de eso se trata. De estar mejor.

4 opiniones en “Estar mejor.”

  1. Bonita historia Fansworth, historia que da mucho que pensar y que podríamos enseñar perfectamente a nuestros amigos que están como estaba M hace dos años.
    Al principio a todos nos da algo de miedo lanzarnos a invertir y siempre hay dudas y miedos, pero es cierto que a medida que pasa el tiempo nos vamos adaptando al mundillo y al final tener acciones se va convirtiendo cada vez más en algo similar a tener una casa para cobrar su alquiler, olvidándonos de si hoy han subido un 2% pero ayer bajaron un 5%.
    Lo más difícil es empezar, por suerte para nosotros con todos los blogs y webs que hay sobre el tema lo tenemos mucho más fácil que los que tuvieron que empezar antes de que existiera internet, que no debían tener a nadie que les animara y ayudara.
    Saludos!

    1. Hola Opinatron.

      Créeme si te digo que la historia de M es real. Hay un punto que he obviado: «el reverso tenebroso». Ese momento en que uno se da cuenta de que la cosa no sólo no es tan maligna como creíamos… sino que además es cierto que puede llegar a generar riqueza… Y entonces hay de repente un momento en el que se quiere recuperar todo el tiempo perdido. Y es precisamente cuando se corre el riesgo de tratar de suplir el efecto tiempo a golpe de aportaciones.
      Pero el tiempo no sólo obra milagros en los importes, también en la diversificación (temporal)… y ahí es cuando hay que recomendar prudencia… porque «el lado oscuro» atrae poderosamente…

      Y a «M» hubo que quitarle muchas intenciones de la cabeza…

      Todo se andará. Y dentro de unos cuantos años, y sólo entonces, sus aportaciones seguirán siendo espaciadas en el tiempo… pero seguro que los importes que maneja son de otro calibre. Así que eso…todo se andará.

      ¡Gracias por tu comentario!

      1. Tienes toda la razón, mucha es la gente que sufre ese reverso tenebroso. La sensación al empezar y darse cuenta del poder del interés compuesto es siempre la de haber estado perdiendo tiempo hasta ese momento, pero no hay más remedio que mirar hacia delante con paciencia.
        Seguro que en unos años M podrá contar su historia para que otros puedan aprender de ella.

        Saludos!

  2. Hola Fansworth,

    Creo que la mayoría de los que buscamos la IF hemos sido «M» (o hemos conocido a alguno) en algún momento de nuestras vidas.

    Como siempre, un placer leerte.

    Un saludo.

Responder a Fansworth Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *