Con el fin de año y la llegada del año nuevo sistemáticamente aparecen en la prensa sepia y revistas especializadas los inevitables pronósticos sobre el mercado: que si EEUU hará esto o lo otro, que si tal valor tiene un potencial de revalorización de tanto, que si el oro dejará de ser valor refugio para dar protagonismo a la renta variable… bla, bla, bla… Y así, todos los años.
Pero luego pasan cosas. Cosas que proporcionan la justificación de por qué el pronóstico no se cumplió… ¿Quién iba a prever que esto o aquello pasase?…
Nadie.
Y, efectivamente: a día de hoy, nadie es capaz de predecir el futuro. Y sin embargo, ahí tenemos todos los años la misma retahíla de pronósticos
Mi experiencia, y el escepticismo que ésta me ha proporcionado sobre este asunto en concreto, me lleva a afirmar que con los pronósticos pasa lo mismo que con las acciones de una cartera de valores: si los diversificamos, con alguno acertaremos… Y será exclusivamente ese al que nos agarremos para demostrar lo acertado de nuestra predicción. Nuestra valía como analista. Nuestro bagaje como “gurú”.
Personalmente, me quedo con el pronóstico asombrosamente breve e infaliblemente exacto de J. P Morgan, el financiero más poderoso de finales del siglo XIX y principios del XX: el mercado fluctuará.
Y simplemente esto nos proporciona a nosotros, pacientes inversores de largo plazo, una inestimable información para seguir con nuestro monótono y aburrido (pero efectivo) plan.
Y con el único objetivo de que comencemos el año con el ego potenciado, os dejo por aquí una observación que no por simple deja de ser cierta: en lo que a finanzas se refiere, el que más sabe, no sabe nada de lo que va a pasar.
Con esta premisa, mis pronósticos se quedan en algo mucho más superficial (pero infinitamente más práctico): si no haces nada, nada cambiará. Si haces lo mismo que el resto de la gente, obtendrás los mismos resultados.
Para 2018 te animo a que te des la oportunidad de ser (f)independiente.
Y por supuesto, quiero desearos a todos un ¡feliz año nuevo!.
Feliz Año Nuevo para ti y todos tus lectores. Buen artículo, como siempre. Gracias
Hola Mar.
Muchas gracias por tu comentario. Y… ¡feliz año nuevo!.
Efectivamente, nadie «acierta» lo que pasa en el corto plazo de manera consistente y a largo plazo.
Vamos, que si uno acierta es por suerte porque hay TANTAS VARIABLES en el mercado totalmente incontrolables e indetectables que al no poder definir el binomio causa-efecto lo mejor es pensar a largo plazo, comprar calidad, centrarte en los ingresos (dividendos crecientes), reinvertir y DORMIR TRANQUILO POR LAS NOCHES.
Sí, dejarás de ganar algunos euros A CORTO PLAZO pero ganarás más A LARGO PLAZO.
Seguro.
El interés (dividendo) compuesto se encargará de que así sea.
Así que 2 ingredientes: PACIENCIA y CONSTANCIA.
Paciencia hasta que el interés (dividendo) compuesto empiece a funcionar (5-10 años) y constancia enviando de manera automática a tu broker una transferencia mensual para comprar las mejores empresas según tu criterio personal.
Como escuché hace unos días a un tio muy listo «prefiero perder oportunidades que perder dinero».
Un fuerte abrazo,
Pablo
Hola Pablo,
Hay comentarios que dejan entrever una estrategia clara, bien definida y realista. Y éste es uno de ellos. Frente a la inmediatez que reina en el mundo de hoy, términos como «paciencia» y «constancia» parecen desentonar… Pero una vez más, la inmediatez («inmIdiotez» en algunos casos) es el anhelo de casi todos. Y ya sabes, si haces lo que todos hacen…
Gracias por tu comentario.